Lanzó su candidatura por el PCN y fue declarado oficialmente ganador de las elecciones presidenciales del 20 de febrero de 1977.
Las fuerzas de oposición agrupadas en la UNO (Unión Nacional Opositora)
presentaron denuncias sobre numerosos hechos de fraude y coacción
electoral cometidos en la elección. El periodo comprendido entre su
elección y la toma de posesión, demostró ser extremadamente peligroso
para sus opositores. El 28 de febrero de 1977, las fuerzas militares
disolvieron una concentración de protesta de la UNO, en la Plaza Libertad de San Salvador.
El general Romero asumió la presidencia el 1 de julio de 1977.
Respondió a las denuncias de la oposición por «fraude electoral» (igual
que su antecesor) con la declaración de estado de sitio durante treinta
días y puso en marcha un gobierno rígidamente conservador. La violencia
gubernamental (terrorismo de Estado)
fue una constante durante el tiempo que fungió en la presidencia. Las
diferentes fuerzas policiales, militares y paramilitares gubernamentales
impulsaron una campaña de sangrienta represión hacia los grupos de
izquierda que acabó con la vida de 4 sacerdotes católicos y numerosos
dirigentes y militantes de las organizaciones obreras y campesinas. Los
grupos de izquierda alzados en armas respondieron a la violencia
ejercida por el Estado con ataques hacia los cuerpos de seguridad y a
los funcionarios gubernamentales. La represión descontrolada sumergió al
país en una grave crisis social. El presidente Romero fue derrocado por
un golpe de estado por un grupo de militares jóvenes el 15 de octubre de 1979, y se exilió en Guatemala.
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