Esta es
historia real, le sucedió a mi querida patria El Salvador en un
enfrentamiento militar con la patria vecina Honduras, y normalmente se
llamaba la guerra del fútbol, por que se supone que todo empezó con un
juego de fútbol que Honduras perdió, esta información la obtuve de La Prensa Gráfica un periódico salvadoreño.
Cuando Pipo
Rodríguez corrió tras el balón en dirección al arco hondureño bajo la
lluvia azteca de ese 27 de junio de 1969, nunca imaginó que su gol
pasaría a la historia. No sólo porque hizo que El Salvador diera un paso
más rumbo al mundial México 70, sino porque se recordaría la justa
deportiva como pretexto para nombrar la guerra que el Ejército
salvadoreño libró con el Ejército hondureño, del 14 al 18 de julio de 1969.
Era un año
especial. La humanidad se admiraba ante la posibilidad de que un humano
caminara en la Luna; continuaba el gélido clima de la Guerra Fría;
Vietnam atraía la atención mundial; el movimiento hippie estaba en su
apogeo; en Latinoamérica, el régimen político por excelencia eran las
dictaduras militares y brotaban los movimientos guerrilleros por
doquier.
En medio del panorama, una noticia etiquetada como “la guerra del fútbol” acaparó el interés mundial.
El Salvador y
Honduras, dos pequeñas naciones, comenzaron la última guerra entre
países centroamericanos. Fue la décimotercera para El Salvador desde
1929 y la tercera contra Honduras.
El
conflicto duró cien horas, por lo cual es conocido como la Guerra de las
Cien Horas, y dejó un saldo de seis mil muertos aproximadamente y una
tensa situación con Honduras desde entonces.
El fútbol no tuvo la culpa
Treinta y
cuatro años después, la confrontación sigue siendo conocida a escala
mundial con el encubridor nombre de “la guerra del fútbol”.
Se supone
que tal nombre provino de alguna agencia de prensa mexicana. Para
algunos historiadores es un título simplemente ridículo.
Ryzard Kapucinsky, periodista polaco, tituló así un reportaje sobre el hecho y un libro que reúne despachos de guerras.
Sin
embargo, acepta que “era una buena forma de llamar la atención del
público. Yo di este título para llamar la atención sobre la palabra
fútbol, porque, para mí, no es sólo un juego… tiene otros sentidos y
connotaciones de patriotismo y nacionalismo”, dijo el periodista este
año al periódico digital salvadoreño “El Faro”.
De hecho,
en ambos países se vivió un nacionalismo exacerbado que se delata desde
las canciones ofensivas, los arengas como “Hondureño, toma un leño y
mata a un salvadoreño” y el tono nacionalista de las notas de prensa de
la época en los periódicos nacionales.
Para
Rodríguez, el autor de aquel histórico gol, es un calificativo injusto
para el deporte rey, “porque no tenía nada que ver” nada más que
coincidir con situaciones político-económicas de ambos países.
Como Surgió.
Factores internos de dos de las naciones más similares de Centroamérica incrementaron la posibilidad de un enfrentamiento.
Desde mucho
antes de la década de 1960, El Salvador, el país más pequeño del istmo,
con una gran densidad demográfica (3 millones 300 mil habitantes en ese
tiempo), enfrentaba el histórico problema de la tierra y la industria
no podía absorber la población desempleada.
Honduras
por su parte –con 112 mil 88 kilómetros cuadrados y apenas 2 millones de
habitantes para ese entonces– se antojaba como un paraíso laboral, por
lo cual miles de salvadoreños cruzaron la frontera.
La
presidencia del coronel Oswaldo López Arellano en Honduras enfrentaba
falta de inversión pública, presión por aplicar la reforma agraria.
La captura
de 45 soldados salvadoreños con dos camiones cargados de armamento
(supuestamente destinado a apoyar un movimiento contrario a Arellano) en
1967 tensó más la relaciones entre los dos países “por un límite
fronterizo mal definido, un flujo migratorio constante de salvadoreños
hacia Honduras y un sentimiento cada vez más general que El Salvador se
aprovecha de Honduras en sus relaciones comerciales”, cita LA PRENSA
GRÁFICA en la sexta edición de Enfoques del Siglo el 25 de junio de
1999.
Además de
los enfrentamientos militares fronterizos, los partidos de fútbol, los
desalojos de salvadoreños en Honduras con la aplicación de la reforma
agraria en abril de 1969 (en la cual estaban excluidos los extranjeros) y
la falta de éxito en las relaciones diplomáticas, el entonces
presidente de El Salvador, Fidel Sánchez Hernández, acusa a Honduras de
violar los derechos humanos de los inmigrantes y decide buscar una
salida militar rápida invadiendo Honduras a partir del 14 de julio.
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